Mañana doce de marzo hará dos años que la fundación Dharana adquirió la finca de O Couso. Cada vez que lo pensamos o lo decimos en voz alta algo muy dentro se mueve porque esos dos años han pasado a la velocidad de la luz. Aún recordamos aquellos primeros días en los que nuestros vecinos nos advertían de que no aguantaríamos el primer invierno. Y resulta que la sensación que tenemos es que cada mes es mucho mejor que el anterior, que cada día es tan distinto y tan especial que nada podría hacernos que abandonáramos este proyecto.
Dos años es mucho tiempo y aún así vemos que todo está en pañales. Quizás porque elegimos el camino largo, la carrera de fondo, y no las prisas o lo inmediato. Sentimos que ese es el recorrido más seguro, hacer las cosas despacio, enraizar profundamente las energías en lo más hondo para que luego, de aquí a diez o veinte años se despliegue con todo su esplendor algo hermoso y verdadero.
En dos años hemos convertido una ruina en un pequeño hogar. Es verdad que es humilde y carece de casi todo, pero es tanto el calor que ha impregnado la gente que viene y nos acompaña que ya podemos llamarlo así, hogar. Es el fuego de todos, es el calor humano lo que hace posible que podamos tener un pequeño salón con vistas maravillosas al bosque, a las montañas, a los prados, a los castros celtas que nos acompañan. Ha sido la ayuda incondicional de muchos lo que ha hecho posible que tengamos un tejado, una cocina, una chimenea, algunas habitaciones.
Nos damos cuenta de que hemos hecho mucho, pero que aún falta mucho por hacer. La idea original, y es la que se mantiene, era hacer una casa entre todos. No queríamos que nadie liderara en solitario el proyecto sino que entre todos pusiéramos un poco de esfuerzo para decir al mundo que sí que es posible, que entre todos podemos hacer muchas cosas. Nos sentimos satisfechos porque lo hemos conseguido. Se ha creado una familia, un núcleo hermoso de personas que vienen una y otra vez y que nos alegra los corazones. Una familia extensa que nos envía ánimos en los momentos difíciles y que nos protege con gestos que nacen desde lo más hondo.
¿Qué haremos en el próximo año? En cuanto a lo material, queremos rescatar las grandes columnas de la casa y la parte que aún está en ruinas. Vamos a necesitar de grandes esfuerzos para recuperar toda esa parte antes de que termine cayendo. También tenemos la buena noticia de que una nueva pareja quiere construir su nido entre nosotros y estamos preparando ya la acogida y el espacio suficiente para que puedan materializar sus sueños. Dos nuevas personas han solicitado realizar la experiencia de tres meses, que es como una confirmación para estar en vías de pertenecer a la futura comunidad. Y seguimos trabajando en silencio con la escuela de dones y talentos. Un trabajo ingente que algún día se desplegará para mayor beneficio de todos.
Sí, ya han pasado dos años, y seguimos fuertes, llenos de energía, compromiso, responsabilidad y ganas de seguir compartiendo. Queremos seguir apostando por hacer de este mundo bueno, un mundo mejor. Sabemos que esta idea es una tarea de todos. Cumplamos nuestra parte.
Gracias de corazón a los que lo hacéis posible.