Cuando íbamos a Londres y comprábamos castañas en ese mercado que hay cerca del Trafalgar Square y el Piccadilly Circus lo hacíamos siempre abrazando las cosas hermosas de la civilización. Pasear en otoño por las calles de esa hermosa y cosmopolita ciudad es algo que siempre ha gustado a aquellos que algún día imaginaban una vida próspera en una ciudad universal. ¿Quién no ha querido alguna vez vivir en Londres y montar allí la sede de una importante empresa?
Ahora las castañas las recogemos del suelo aquí en O Couso. Los aldeanos nos dicen que si esperamos unos días a que se sequen al sol la piel es más fácil de sacar. Así que mientras paseamos nos agachamos para “apañar” alguna castaña y disfrutar de su sabor único en las meriendas.
En la zona nos llaman los hippies de O Couso, y aquellos que han profundizado más en nuestra idiosincrasia nos llaman “los de la comuna”. Es cierto que somos algo ecologistas y que nos gustan los animales. Pero aquí no escuchamos rock psicodélico, ni groove ni folk contestatario. Tampoco abrazamos ningún tipo de revolución sexual ni tenemos ningún tipo de creencia sobre el amor libre. Es posible que alguna vez hayamos participado en política por puro interés en mejorar nuestra sociedad, pero actualmente no andamos en activismos radicales. Ni siquiera en el uso de marihuana y alucinógenos como el LSD y otras drogas con la intención de alcanzar estados alterados de conciencia. Nos basta la naturaleza para elevar nuestra consciencia sin necesidad de drogas. Es cierto que meditamos veinte minutos por la mañana pero lo hacemos porque no hace ningún mal. Aunque por las circunstancias en las que nos encontramos practicamos cierta simplicidad voluntaria, no estamos totalmente en contra del consumismo. Es decir, nos gusta consumir cosas sanas y que nos alegren la vida y que nos aporten experiencias positivas.
Algunos somos empresarios, otros practicamos profesiones liberales como la abogacía, la psicología o la antropología. A nosotros se acerca gente con muchos recursos y otros que no poseen nada. Algunos funcionarios o políticos o empresarios o estudiantes o personas que practican el mecenazgo. También camareros, actores, campesinos, tenderos, médicos, abogados, profesores, ingenieros, economistas. La puerta siempre está abierta para recibir a toda persona de buena voluntad.
Ni nos escondemos ni rechazamos al extraño. Tampoco juzgamos o creamos juicios de valor. Ni siquiera estamos en contra del sistema, aunque nos esforcemos por mejorarlo. Ni tampoco huimos de un tipo de vida, sino que ofrecemos una alternativa diferente, ni mejor ni peor, diferente a secas, sin mayor o menor calificativo.
Queremos decir con esto que realmente no somos hippies ni estamos montando una comuna aunque en el imaginario colectivo de la zona ya nos llamen de todo. Tampoco somos una secta porque para serlo tendríamos que tener un líder, o un dios o un dogma y no tenemos nada de esas tres cosas. Nos sigue gustando viajar a Londres y a cualquier ciudad del mundo y nos sigue gustando disfrutar de las cosas buenas de la vida. No renunciamos a nuestros coches aunque estos sean híbridos por eso de respetar al medio ambiente ni tampoco renunciamos a nuestros trabajos o empresas para vivir una vida “alternativa”. Estamos en el mundo y soñamos con un mundo mejor. Eso es todo. De ahí nuestro empeño en compartir aquello que vayamos aprendiendo para mejorarlo y de paso seguir comiendo castañas cogidas del suelo o disfrutarlas en aquellas calles londinenses que nos aguardan y enamoran. Todo está bien si sabemos respetar al otro y sabemos disfrutar de las bonanzas que nos da la vida.
(Foto: Comiendo croquetas vegetarianas en O Couso).
3 Comments
En todo caso culminando el movimiento hippie de California y París, cuando la guerra de Vietnam, incluyendo en el amor por la naturaleza y las flores, el desarrollo consciencial del varón y la hembra humanos, para hacerlos parejos, que se miren cara a cara, anudando enlaces en la Conciencia, que hará que la Tierra supere al Cielo, que nuestro deseo de dar altruista, traspase la frontera celestial y se una directamente con la fuente cuántica del todo lo mejor posible, para entrar en los 1000 años de gloria del mundo rectificado, del de la humanidad unida con una sola mente y un solo corazón…………….son palabras, pero sabemos que vamos hacia ello y que ya no necesitamos de alucinógenos para alucinar con el amor interno y circundante que irradian nuestras almas, nuestros deseos de unión de toda la Creación y de la que somos los arquitectos por el Creador diseñador.
Abrazos y bendiciones, de ben, hijo, y adiciones de luz, de más y más información de amor, para diseminarla por toda vuestra región gallega y más.
soy Aelena la que es de sarria y vive en la provincia de alicante,estuve este verano unas horas con vosotros y me gusto mucho todo vuestro esfuerzo y trabajo,ignorar lo que aveces dice la gente solo por ignorancia,que muchas veces es el peor de los pecados.SEGUID ASI BESOS
Me encanta!seguir siendo vosotros mismos.Besos.