Vuela pensamientos con alas doradas

 a

Días antes de tomar una importante decisión los pasamos tranquilos escuchando alguna ópera, paseando bajo la sombra de los sauces y evocando los milagros de la existencia en una sonata dulce y amable. Posamos la emoción en las praderas y las cimas de aquel tiempo donde todo era blando y pacífico. Exhalamos la fragancia de esta primavera adelantada, en esta luna creciente que aspira a resucitar las moradas eternas. El aire parece relajar las tensiones pasadas. Todo lo que podíamos hacer ha sido hecho. La primera prueba de los trabajos de Hércules ha sido superada con cierto éxito. Saludamos las orillas de esa tierra donde hemos de desembarcar la ilusión y la promesa, la fe y la esperanza. Levantamos los corazones hacia ese temblor, hacia ese camino que se tiende bajo la espesura de las afluentes interiores.

A cada conquista del alma suenan arpas de oro. Lo recordamos cuando caminando por la India descubrimos que con la cuota que pagábamos de hipoteca podían vivir tres mil personas al mes en aquella selva y decidimos despojarnos de ella al otro lado del Atlántico. Cuando caminando por bosques europeos decidimos desprendernos de todo aquello superfluo y habituar el cuerpo a la dócil ingesta de los frutos del campo. En aquel tiempo en el que paseando por los desiertos asiáticos colgábamos silenciosos del árbol danzando como esclavos la balada nocturna, precipitándonos al vacío de la oscura noche del alma. Revive aún cercano en el pecho el recuerdo de aquellas mujeres cautivas que obedientes tarareaban sumisas desde las faldas del Atlas la canción diurna mientras subíamos angustiados a la cima de la montaña.

Ahora no hay aire de crudo lamento. Sólo la ingesta de un paso más en el toque de clarín. Sólo la entrega de la vida a eso que está más allá de nosotros mismos. Sólo la inspiración de esa melodía que viene de lo alto como metáfora de lo inabarcable. Tambores y  susurros que nos llevan hacia las cimas que están altas en las cimas. El clamor nos invita a regresar al valle para atravesar desiertos y pantanosas proporciones. Hay algo mayor que nos infunde valor y fuerza, ánimo y valentía. Ya lo hemos entregado todo y ahora remamos en los ríos del alma. Ahora que ya no tenemos nada, que andamos ligeros de equipaje, sólo nos resta forzar la entrega total en los nacimientos del alba. Volaremos con alas doradas allá donde el espíritu nos lleve. No habrá más fronteras, ni cadenas ni mazmorras que nos impidan circundar el cielo azul. La ancha expresión nos espera. El ave navega.

1 Comment

  1. me entere ayer sabado dia 22 en una charla de emilio carrillo soy de al lado de samos pero vivo en alcoy alicante me hizo mucha ilusion que algo asi acontezca en mi tierra gracias

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *